¿El miedo nos hace más propensos al fascismo?

He estado pensando en cómo los discursos fascistas parecen encontrar terreno fértil en personas que sienten miedo o inseguridad. Miedo al cambio, a perder privilegios, a que lo desconocido desestabilice sus vidas. Y me pregunto: ¿qué tanto influyen nuestros miedos en la forma en que vemos el mundo?

El fascismo suele ofrecer respuestas simples a problemas complejos. Promete seguridad, orden y estabilidad a cambio de sacrificar ciertas libertades y aceptar una estructura rígida de "nosotros contra ellos". Pero, ¿qué tan racional es ese intercambio? ¿Realmente creemos que el control y la represión nos harán sentir más seguros?

Desde la psicología, se sabe que el miedo tiende a cerrar nuestras mentes. Nos volvemos más rígidos, menos empáticos y más propensos a ver a otros como amenazas. Pero, ¿no es peligroso dejarnos llevar por esa emoción? Porque, al final, los sistemas autoritarios se alimentan del miedo: miedo a la pobreza, a la delincuencia, al extranjero, al diferente.

Entonces, la pregunta es: ¿cuánto de nuestras ideas políticas están moldeadas por miedos que quizás ni siquiera hemos reconocido? ¿Nos estamos inclinando hacia discursos autoritarios porque realmente creemos en ellos, o porque simplemente queremos sentirnos más seguros en un mundo que nos aterra?